TERCERA CONVOCATORIA: ENTREGA DE PREMIOS
CURSO 2017/2018
ATRÉVETE A PENSAR
CONCURSO DE FILOSOFÍA (TERCERA CONVOCATORIA)
Diciembre de 2017.
Es el mes de diciembre. Sus días
avanzan en un fundido encadenado con sabor a navidad. Las clases se acaban, estamos
en la biblioteca, en sus mesas hay
sentados unos cuantos alumnos, unos cuantos profesores, y unas cuantas notas,
cálidas, que caracolean entre el frío. Es la entrega de premios. Un concurso de
filosofía: atrévete a pensar. Un concurso de literatura: relatos de invierno.
Un trivial de ciencias. Los profesores dicen unas palabras antes de empezar. Y luego
se hace la oscuridad. La luz se traslada a la pantalla, de la pantalla mana la
música: es un power point. Se hace el silencio. Del silencio mana la música
sobrevolando la biblioteca sin llamar apenas.
Nietzsche. Wagner. Un enamorado de
la vida, una voluntad de hierro. Un castillo de naipes, un destino que tejemos,
un deseo de crear. Nietzsche puso la filosofía patas arriba: por eso hemos
querido que reflexionarais sobre él, un deseo, una propuesta, un exabrupto, una
provocación:
“El
hombre prefiere querer la nada a no querer”.
Y viene luego García Márquez. Un
vallenato, la selva colombiana, un premio Nobel de literatura, una vida que se
agarra a la realidad. La vida no es tener pocos años sino muchas ilusiones; y
unas líneas, llenas de color, se encienden en la pantalla para pensar:
"No es verdad que las personas dejan de
perseguir sus sueños porque se hacen viejos, se hacen viejos porque dejan de
perseguir sus sueños".
Athos Dimulá: el cielo, la vida, la
acrópolis, Atenas subyacente entre las casas, olor a Mediterráneo, a viento, a vida:
la vida se nos escapa, se agarra con las manos, ahí están nuestros dedos, no
hay que dejarla marchar. El destino se bifurca como las vías del tren. Athos
era ingeniero y era poeta, Grecia lo acogió con el premio nacional de poesía
pero Athos ya no está entre nosotros: murió en 1982 y una intuición, una frase,
un pensamiento nos dejó para que lo recogiéramos, aquí, en la biblioteca, entre
muchos otros, y ahora os lo proponemos para que penséis; Mikis Theodorakis
retumba, como un mar de fondo, derramando sobre la pantalla un canto general.
“¿Es la realidad una grieta en el sueño o el
sueño una grieta en la realidad?”
El invierno. Vivaldi. La pantalla
nos deja temblores de nieve, es el tiempo de los cuentos, del fuego, del sueño,
estamos en el país del frío, vienen los escritores para cantar: Dickens,
Tolstoi, Andersen, Vivalidi caracoleando entre muñecos de nieve; el tizón removiendo
las frases como la pasión remueve las brasas, frotándose las manos; en otro
tiempo, en otras latitudes, la navidad
se destila enverano y son las olas acercándose a la playa, es el aire, es el
mar; el sol calienta y los pies juguetean en la arena, pero nosotros no: nosotros
nos acurrucamos junto a la estufa y respiramos navidades frías, vientos del
norte, y por eso os invitamos a que escribáis relatos de invierno; vienen los días
de luz, del sol que deslumbra en una estrella, cánticos, regalos, abetos, es la
cultura del frío, así se refleja nuestra navidad.
Y luego viene Dvorak. Resuena en la
biblioteca una sinfonía, la sinfonía del nuevo mundo, la ciencia es el nuevo
mundo para nosotros, es la América de Europa, el continente nuevo brotado del
vientre de las letras, las ciencias; hijas de la literatura, de la filosofía,
que se quedó entre nosotros para avanzar: sin Einstein no tendríamos GPS, sin
Newton no sabríamos mandar cohetes al espacio, es Arquímedes, es María de
Alejandría, son las hebras de ADN, los filamentos que nos hacen la vida más
fácil, el técnico, el médico, ahí está Andrés Laguna recogiendo plantas,
nuestra vida se llena de electrodomésticos, las lavanderas ya no tendrán las
manos frías, ni tendrán que arrodillarse más, frotando entre las piedras,
usándolas como tablas de lavar. Trivial de ciencias: la ciencia nos hace la
vida más humana, menos bruta, más agradable y bella; la técnica no se vuelve
contra nosotros porque detrás tiene a la filosofía, y a la literatura, para
vigilar.
Y ahora se entregan los premios del
concurso. De los tres concursos del invierno. Un violín destaca entre la sala,
unas manos, una alumna de bachillerato, María Cardiel: entre sus dedos se
escurre una fiesta pagana, unas notas alegres del Mago de Oz; y como un fin de
fiesta, hace rato que sonó el timbre; la gente se levanta, silenciosamente, de
sus asientos, y poco a poco la biblioteca se va quedando vacía; y quedan,
flotando, nubes de fantasmas que se apoderan de ella, almas fundidas en la
niebla: la ciencia, los cuentos, Dvorak, Vivaldi, Theodorakis, Wagner, el
vallenato, Dickens, García Márquez, Athos Dimulá. Ahora sólo nos queda el silencio
y el silencio se escurre entre los bancos: el silencio sabe a navidad.
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