ÓSCAR MATTHEWS
ÓSCAR MATTHEWS
abril 05, 2019
CURSO 2018/2019
ATRÉVETE A PENSAR
CONCURSO DE FILOSOFÍA (QUINTA
CONVOCATORIA)
Primer premio.
Primer premio.
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Con Fuencisla García, jefa del departamento. |
Óscar Matthews.
I.E.S. Andrés Laguna, 2º de bachillerato.
Primer premio.
Opción A:
El sentido del humor ¿debe tener limitaciones
en su expresión?
El humor lleva con nosotros existiendo
miles de años. Conservamos todavía obras cómicas de Aristófanes, pero ya
existía seguramente el humor desde mucho antes. Dicen que la comedia es
tragedia más tiempo, y es muy cierto, ya que la mayoría del humor gira en torno
a aspectos trágicos, dolorosos, ridículos, absurdos o vergonzosos de nuestras
vidas. Es un rasgo sin duda humano, como lo es, en mayor o menor medida el uso
de la razón. Es fácil reírse de alguien que se hace daño, al estilo de las
comedias de Charlie Chaplin, aunque hace falta pensar algo más para saber
reírse también de la estupenda crítica y sátira que hace respecto al progreso
industrial en, por ejemplo, Tiempos Modernos. Como hemos visto, el humor
siempre implica señalar defectos o problemas en nuestras vidas, sea la torpeza de
algunas personas o vicios y corrupciones de la sociedad. La comedia busca
mostrar como entretenimiento estos defectos de la vida, incluso cuando existen
quienes desean ocultarlos. Vamos viendo que existen ramas distintas dentro de
lo que es la comedia y que todas muestran en mayor o menor medida aspectos de
la sociedad y el ser humano. Aquí comienzan los problemas, ya que reírse de las
personas por ser patosas es inofensivo, sin embargo, reírse de una serie de
leyes que al cómico le parecen absurdas, puede comenzar a molestar al autor de
dichas leyes.
A lo que vamos con esto es, que a medida
que el humor va ganando complejidad, existen personas que van a sentirse
identificadas en lo que la comedia está criticando o ridiculizando. Es aquí
donde surge la ofensa, el sentirse injustamente parodiado delante de un público
que se ríe. Si estas personas pasan a ocupar posiciones de poder, se puede
llegar a lo que es la censura.
La censura consiste en prohibir
manifestaciones de expresión, en este caso en ámbitos de la comedia. Suele
imponerse por los poderosos que se sienten representados y atacados y
consecuentemente desean acabar con las risas.
Lleva existiendo desde casi el origen de
la comedia. Si un cavernícola se reía de otro por tropezarse, lo más probable
es que le esperase un puñetazo, y en la Antigua Grecia, los autores de
comedias, según quien gobernaba, se veían sometidos a todo tipo de censura. El
resultado es una comedia que busca agradar a los poderosos y se limita a
ridiculizar solo aquello para lo que otros
le dan permiso. Se suprime así la libertad de expresión.
Todo esto parece indicar que la censura
es tan solo una manera de suprimir la libertad de expresión en el ámbito de la
comedia y es por lo tanto inmoral. Sin embargo, ¿Es siempre así? ¿Existe algún
caso en el que la comedia cruza determinados límites? Es preciso analizar el
problema más a fondo. Si la comedia forma parte de la libertad de expresión,
notaremos que en numerosos países desarrollados existen leyes que prohíben el
fomento a la violencia y al odio. Como decía Mill, la libertad de individuo
termina cuando empieza la del otro. Cuando usamos nuestra libertad de expresión
para acotar la libertad de otra persona o grupo de personas, no se nos permite.
Sin embargo, la comedia difiere en que
su intención final siempre es hacer reír, no animar a alguien a atacar o
denigrar a otra persona. Hay personas que no lo ven así. Para estos, la comedia
critica, y en cuanto un grupo de personas salgan sintiéndose ofendidos tras un
chiste, se debe censurar.
A mi modo de ver, este tipo de comedia
simplifica de una manera errónea lo que es el humor. Un buen chiste muchas veces
no es lo que aparenta y debemos fijarnos mucho para ver quién sale realmente
criticado, la víctima o el opresor. Si oímos un chiste de una violación, no nos
debemos centrar en que está buscando gracia en un delito abominable, sino si el
chiste busca atacar al violador o a la persona violada. El problema no está en
la temática de un chiste si no en quién busca atacar. El buen humor siempre
criticará a los opresores, a los que están en una posición de poder, no
criticará a quienes no son capaces de defenderse.
Desafortunadamente, no siempre es así.
Existen personas que utilizan el humor para sacar risas fáciles a costa de las
víctimas. Un chiste que busca reírse de víctimas del Holocausto y no de la
crueldad y estupidez de los responsables sería un ejemplo de este tipo.
Entonces, ¿se debe censurar sólo el
humor que va contra la víctima? No, la censura no es la solución. Yo no creo
que se deba afrontar el problema acotando la libertad de expresión, sino
apoyándonos en ella. Si ves un chiste que te parece de mal gusto, utiliza tu
libertad de expresión para arremeter contra él. Demuestra lo equivocado que
está. Toma el lenguaje y la razón como armas para reírte de esas personas. La
libertad de expresión es de todos. La comedia es fundamental como instrumento
de crítica en nuestra sociedad y es a menudo a través de la risa que vemos la
realidad tal y como es. Y si en algún momento vemos que el humor se vuelve en
contra de los que no pueden defenderse, utilízalo tú para ridiculizar aquellos
autores.
Solo hace falta echar un vistazo al
mundo para ver que necesitamos reírnos un poco. Pero siempre y cuando nos
riamos de la sociedad, los poderosos, la absurdez y ridiculez de la vida, no de
aquellos que aún no tienen el derecho a la oportunidad de reírse contigo.
Óscar Matthews.
1º premio.
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