DANIEL RINCÓN GARCÍA



DANIEL RINCÓN GARCÍA
abril 05, 2019
CURSO 2018/2019

ATRÉVETE A PENSAR
CONCURSO DE FILOSOFÍA  (QUINTA CONVOCATORIA)
Tercer premio. 
 


Daniel Rincón García. 
I.E.S. Andrés Laguna, 1º B de bachillerato.
Tercer premio.



Opción A:
El sentido del humor ¿debe tener limitaciones en su expresión?


Los límites del humor han sido un tema controvertido desde la propia aparición del humor, me atrevería a decir.
            Todos sabemos, aunque algunos no quieran aceptarlo, que el humor es un bien para todos y, qué sin él, el mundo se sumergiría en la oscuridad, la gente no podría desahogarse y esto causaría un más que probable caos mundial.
Ahora bien, el humor tiene muchas ramas, y ahí es donde entra el problema de su posible limitación.
Y, aunque como he dicho, hay diversas ramas del humor, estas podrían ser englobadas en dos principales, que serían la políticamente correcta, aquella que no toca temas delicados y la políticamente incorrecta, la que si los toca.
Normalmente, aunque siempre habrá excepciones, la rama políticamente correcta del humor no supone ningún problema para la mayoría de personas y lo consideran un humor permisible y divertido, el cual sí nos hace bien.
El problema viene con la otra variante, la políticamente incorrecta, sobre la cual hay dos tipos de opiniones, los que piensan que es un humor igual de permisible que el políticamente correcto e, incluso, más divertido, pero, por otra parte, hay gente que piensa que es un humor repugnante que no debería existir, incluso, algunos piensan que ni siquiera se puede considerar humor.
Dentro de esta rama tan polémica, su mayor representante sería el humor negro, un humor que trata sobre temas muy candentes como podrían ser el machismo o el racismo, entre otros.
            Es sobre este tipo de humor donde se quiere imponer la limitación al humor, ya que no lo consideran lícito, pero, si nos paramos a pensar, ¿Qué hace que gran parte de la población aborrezca este tipo de humor y se ofendan con él?
            Bien, pues la principal causa de que pase esto es que, esa gente que se ofende, se piensa que el emisor del chiste piensa verdaderamente lo que dice y, aunque habrá excepciones en que esto sea verdad, normalmente no lo es.
            La razón por la que yo pienso esto es muy simple, con la cantidad de gente en el mundo que crea o difunde este tipo de humor, si de verdad creyeran en lo que dicen y lo defendieran, como poco, estallarían cientos de conflictos armados, por ejemplo, todos los que hacen humor con la época Nazi, si te paras a pensarlo, ¿Crees que defienden los ideales de los Nazis?, si crees que sí, deberías replantearte la pregunta, ya que, si fuera así, con todos los que hacen chistes sobre Nazis, ahora mismo los Nazis dominarían el planeta.
            ¿A qué quiero llegar con esto?, si pensamos detenidamente, como he dicho al principio de mi reflexión, esta gente quiere desahogarse y, lo más importante, quitarle plomo al asunto, ya que este humor quiere hacer que dejemos de apenarnos por las tragedias y empecemos a reírnos de ellas, de manera que acabemos olvidándolas, haciendo la vida en La Tierra un poco más llevadera.
            Sin embargo, aunque, como haya dicho, crea que el humor políticamente incorrecto no es malo ni es un límite, sino que incluso beneficia más que el políticamente correcto, aun así, hay un extremo del “humor” (si se le puede llamar así) que ya no es que crea que es un límite, sino que me parece retrógrada y ruin que, en pleno siglo XXI, haya gente que lo haga, y, a lo que me refiero con esto es, ni más ni menos, que al reírse de los defectos o problemas de los demás.
            Nada más leerlo habrás pensado como yo, que no puede haber gente que crea que esto puede ser humor, pero, aunque parezca increíble, sí que la hay.
            Si tú, que estás leyendo esto, piensas que reírse de los defectos de los demás es humor, o bien aún no te han educado lo suficiente o, si lo han hecho, lo han hecho mal.
            Porque volvemos otra vez al principio, las bases del humor son desahogarnos y divertirnos y, si bien puede que te diviertas haciendo esto, a la persona/s que le/s estás haciendo esto están pasando un mal rato e incluso puedes llegar a hacerles que se suiciden.
            Y, como acabo de decir, en pleno siglo XXI no buscamos que una persona sea feliz a costa del sufrimiento de otros, como pasaba con los esclavos, y, cuando te ríes de alguien, estás buscando tu propia felicidad anteponiéndola a la de otro, sin llegar así a aumentar el bienestar global, lo cual es egoísta por tu parte, y no voy a decir lo de que te deberías poner en la piel de los demás, porque si no eres capaz de hacerlo sin que te lo digan, es que no eres humano, sino un cacho de carne inservible.
            Si tuviera que sacar una conclusión sobre todo esto, sin tener en cuenta esto último mencionado como humor claro, diría que el humor no es el que tendría límites en ninguna de sus partes, sino que el límite que queremos poner al humor lo tenemos nosotros, la personas.
            Ya que si alguien considera cualquier humor como ofensivo está, en cierto modo, dando su opinión sobre algo, pero igual que la suya, habrá incontables opiniones sobre incontables hechos humorísticos, por lo cual, es algo sobre lo que no podemos llegar a una conclusión, con lo que, si a ti no te gusta un tipo de humor o un humor concreto, simplemente pasa de ello, no crees conflicto sobre algo que solo quiere hacernos bien, ya que las malas intenciones no vienen del humor, sino de nosotros, las propias personas, con lo cual, no deberíamos echar la culpa de nuestros malos pensamientos a que haya gente que quiera expresarlos por el humor, sino que deberíamos apuntar a las propias personas, que son el núcleo del mal, y no al humor, el cual utilizan para camuflar su despreciable mensaje.
            “El humor es bueno, las personas no”.

Daniel Rincón García.
3º premio.


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